sábado, 23 de febrero de 2008
EL MUTILADO por Gabriel Ferrater
Ya sé que no le amas.
A nadie se lo digas.
Los tres, si nos ayudas,
guardaremos el secreto.
Nadie más ha de verlo
que tú y yo hemos visto.
La gente y las cosas
que os dieron su amistad
el se esconderá.
No volverá el café
que está para esperarté
Vendrán días de invierno,
estarán lejos de las mesas
donde os servían antes
ostras y vino blanco.
En los días de lluvia
no mirará el asfalto
donde os habéis visto
cuando a falta de taxis
teníais que ir a pie.
No abrirá más los libros
que le hablaron de ti,
ignorará qué dicen
cuando no hablan de ti.
Y sobre todo, puedes
estar segura, ni tu ni yo
sabremos dónde está.
Se irá confinando
por tierras muy remotas.
Caminará por bosques
oscuros. No le sorprenderá
la azagaya de luz
de nuestra memoria.
Y cuando esté tan lejos
que lo creamos muerto
podremos recordarle,
decir que no le amabas.
Ya no nos dolerá
saber que tu le faltas.
Será como un espectro
sin vida ni penar.
Como la foto macabra
de una Gueule Cassie,
que adorna un escaparate
y no nos impresiona.
Por ahora, no digamos nada
no alarmemos a nadie,
mostrando la herida
sangrante y purulenta.
Demosle tiempo y olvido.
Callemos hasta que nadie
-ni yo mismo-
lo pueda confundir aún conmigo...
A nadie se lo digas.
Los tres, si nos ayudas,
guardaremos el secreto.
Nadie más ha de verlo
que tú y yo hemos visto.
La gente y las cosas
que os dieron su amistad
el se esconderá.
No volverá el café
que está para esperarté
Vendrán días de invierno,
estarán lejos de las mesas
donde os servían antes
ostras y vino blanco.
En los días de lluvia
no mirará el asfalto
donde os habéis visto
cuando a falta de taxis
teníais que ir a pie.
No abrirá más los libros
que le hablaron de ti,
ignorará qué dicen
cuando no hablan de ti.
Y sobre todo, puedes
estar segura, ni tu ni yo
sabremos dónde está.
Se irá confinando
por tierras muy remotas.
Caminará por bosques
oscuros. No le sorprenderá
la azagaya de luz
de nuestra memoria.
Y cuando esté tan lejos
que lo creamos muerto
podremos recordarle,
decir que no le amabas.
Ya no nos dolerá
saber que tu le faltas.
Será como un espectro
sin vida ni penar.
Como la foto macabra
de una Gueule Cassie,
que adorna un escaparate
y no nos impresiona.
Por ahora, no digamos nada
no alarmemos a nadie,
mostrando la herida
sangrante y purulenta.
Demosle tiempo y olvido.
Callemos hasta que nadie
-ni yo mismo-
lo pueda confundir aún conmigo...
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bah...